En Los Miserables se esconde un claro mensaje religioso, que se hace más palpable en la figura de un personaje como es el obispo de Digne. Como ya se ha comentado anteriormente aquí es donde se ve el segundo cambio de Jean Valjean hacía el bien.
Si atendemos a los parámetros de la religión cristiana, el hombre tiende hacía el bien al estar llamado por Dios, que es el Bien Supremo. Por otro lado, encontramos el mal pero puede corregir su equivocación y andar a la caza de la salvación.
Conforme menciona Santo Tomás:
(…) la pasión y la muerte de Cristo se refieren propiamente a la remisión de nuestras culpas, permitiéndose así morir al pecado, mientras que su resurrección se refiere a nuestra justificación o renovación de la vida por la gracia (…)
Myriel demuestra su compasión de hombre compasivo y ofrece así su educación a Jean Valjean, quien ha sido deshumanizado por un sistema que lo trataba como un número más haciendo referencia a su condición de presidiario, y conseguir que logre el perdón de sus pecados:
A raíz de este hecho, Jean Valjean hace todo lo posible para intentar ser un hombre nuevo, capaz de avanzar en la sociedad y servir siempre desde lo que le dicta su interior; y desde ese momento no es otra cosa que el bien. Pero al que las instituciones lo hicieron ocultarse casi en la mayoría del relato.
Ante esta frase ya observamos que lo que llevo a Jean Valjean a hacer el mal en un momento de su vida sólo fue causa de una equivocación, la cual le marcará toda su vida tanto consigo mismo como con el resto de la sociedad. Pero a pesar de ello, es un ser que se siente capaz en todo momento de superar ese sufrimiento, afrontar la adversidad, llegando incluso a reinstaurarse en la sociedad y adquirir una formación que nunca hubiese creído posible.
En un momento del relato su cambio parece fracturarse debido a la aparición de Champmathieu, un hombre al que la ley ha confundido con él. Aquí se encuentra ante una encrucijada, por un lado descubrirse ante el tribunal de Arras y regresar a la vida de presidiario o por el contrario no intervenir y que sea este hombre el que ocupe su puesto en la prisión. La decisión final la lleva a cabo según su sentido común:
Por el contrario, entregarse, salvar a ese hombre, objeto de tan funesto error, tomar su nombre, volver a ser por obligación el presidiario Jean Valjean, era verdaderamente acabar su resurrección, y cerrar para siempre el infierno de que salía (…)
Después de todo, es la preocupación y las promesas realizadas sobre la pequeña Cosette lo que le conducen a seguir por el camino del bien: ir a buscarla, acompañarla, educarla, hacerla una persona de bien y plenamente feliz. Él se convirtió en ese padre que no tuvo y ambos colmaron así la falta de cariño que experimentaban.
sábado, 19 de marzo de 2011
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2 comentarios:
Victor Hugo un catolico (en el fondo)confundido por la propaganda masonica.
Victor Hugo un catolico (en el fondo)confundido por la propaganda masonica.
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